- No sólo servimos a Dios sino al mundo en términos de amor, justicia y verdad, indica el portavoz eclesial, el padre Juan Beristain.
La Iglesia como casa de la Palabra, estando al servicio de Dios, debe estar también al servicio del mundo en términos de amor, justicia y verdad, así lo asegura el padre Juan Beristain de los Santos, vocero de la Arquidiócesis de Xalapa.
En su comunicado dominical, el religioso católico cita al Papa Benedicto XVI, quien señalaba que “toda la Iglesia, en todo su ser y obrar, cundo anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del hombre. La segunda verdad es que el auténtico desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones”.
“La vida de fe, añade Beristain de los Santos, para todos los que la deseen, se incluye también como un aspecto esencial en el desarrollo integral de toda la persona. Eliminar la vida de fe de la persona es un mal inicio de cualquier tipo de propuesta de desarrollo que se presente como auténtica y realizable a corto y lago plazo”, expone en la pieza de difusión religiosa dominical.
Con el titular “La Casa de la Palabra es también nuestra casa”, en lo que parecería una referencia al filósofo alemán Heidegger, quien dejó escrito que “la palabra es la casa del ser”, el también catedrático y filósofo de la demarcación eclesial indica que “la Palabra de Dios tiene voz, rostro y una casa donde habita”.
“La sabiduría divina, según el libro de los Proverbios, puso su morada entre las personas y edificó su casa en la ciudad de los hombres y de las mujeres, sosteniéndola sobre sus siete columnas”.
Así, el portavoz eclesial se refiere a lo que el Concilio Vaticano II refirió para comentar que la iglesia católica es casa de la Palabra de Dios. “La iglesia posee su modelo en la comunidad-madre de Jerusalén; la Iglesia, fundada sobre Pedro y los apóstoles y que hoy, a través de los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, sigue siendo garante, animadora e intérprete de la Palabra, para que todos busquemos el desarrollo integral de la persona y para todas las personas. Desarrollo que inicia con el reconocimiento de la dignidad de los más excluidos de nuestra sociedad, cuya principal fuerza al servicio de este desarrollo integral es la caridad cristiana”, asienta.
Finalmente, en un lenguaje profundo y elevado, refiere a San Lucas, el evangelista que esbozó “la arquitectura de la casa de la Palabra basada sobre cuatro columnas ideales: la Palabra divina, la eucaristía, la vida de oración y la vida de comunidad”.
“En la casa de la Palabra Divina encontramos también a los hermanos y a las hermanas, en la fe o en la descreencia (sic), para que, reunidos por la fe en Cristo, aprendamos a superar cualquier circunstancia que nos impida vivir en plenitud la caridad, la justicia y la paz”, refiere el clérigo.