Ante la crisis por el COVID-19, “remedios solidarios”  y no curas milagrosas es lo que proponemos: Juan José Sierra

25 abril, 2024 10:30 pm

  • “Basta de señalamientos, de declaraciones contradictorias, de calificativos despectivos, de fomentar la división y el odio entre mexicanos… Basta de indolencia, es momento de solidaridad”, expresa el vicepresidente de Coparmex Nacional en un artículo escrito para reflexionar sobre la pandemia.

Juan José Sierra Álvarez

A la crisis de salud y económica ocasionada por el virus SARS-CoV-2 que da origen al COVID19 la conocemos por fechas, por países, por cifras de contagio, por número de fallecimientos, por cantidad de hospitales y número de camas disponibles. A la pandemia la conocemos por los respiradores que están ocupados, por el porcentaje de personal de la salud contagiado o muerto.

La pandemia del COVID-19 nos llega a las manos y a los ojos y nos contagia el miedo y la incertidumbre cuando vamos midiendo su avance en centímetros, en kilómetros, en la dimensión geográfica que poco a poco va ganando. La información colapsa nuestros pensamientos cuando vemos la proyección de la tierra con puntos rojos que corresponden a un asedio viral que no cesa y nos vemos en la siguiente línea de combate.

Pero ¿cuántos conocemos a la pandemia porque nuestro mejor amigo, nuestro vecino, nuestra esposa, esposo o alguno de nuestros hijos contrajo el virus? ¿Cuántos conocemos la pandemia porque nos dejó sin trabajo, sin el sustento y la seguridad que este nos proveía? Sí, otra vez los números. La pandemia en México la conocemos millones, aunque otros tantos, continúan escépticos.

Hasta el día que escribo este texto, más de 18 mil familias conocen a la pandemia con el rostro de la muerte, pues perdieron a un ser amado a causa del COVID19. Más de un millón de familias, conocen la pandemia, con el rostro del desempleo, pues han perdido su fuente de ingreso. Más de 10 mil familias conocen la pandemia con el rostro de la desesperanza, pues perdieron su emprendimiento, su negocio.

Pero ¿cuántos mexicanos conocemos a la pandemia a través del rostro de la caridad, de la empatía? ¿cuántos hemos contribuido con el prójimo para hacerle la pandemia, el confinamiento y la crisis económica más llevadera? ¿Cuántas familias mexicanas conocerán la pandemia por el rostro solidario de sus vecinos, de sus compañeros o ex compañeros de trabajo, de sus empleadores o del gobierno? Espero que millones.

Desde que en nuestro país se dio la voz de alarma por el primer caso confirmado de COVID19, comenzó la desaceleración económica. Los servicios no esenciales, por recomendación gubernamental para salvaguardar las vidas de las familias bajaron las cortinas e hicieron bien, pero el peso de los compromisos en muchos de los casos, ha colapsado el techo de ahorro que muchos tenían para solventar emergencias.

Así, cientos de miles de micro y pequeñas empresas no esenciales que generan el más alto porcentaje de empleos en nuestro país cerraron sus puertas, en su gran mayoría, para no volverlas a abrir. Esos emprendimientos quebrados, quebraron también los sueños de contar con una casa propia o tener seguridad social o mantener al recién nacido de otros cientos de miles de familias que construían un sueño común de un presente mejor.

Las redes sociales y sus imágenes crudas, nos han devuelto otro rostro de la pandemia, el de las madres de familia que son capaces de vender hasta el último bien material que esté en el hogar para dar de comer a los más pequeños. El rostro de una madre desesperada que canta afuera de una tienda de alimentos, con el bebé en brazos, implorando ayuda porque ella y su esposo se quedaron sin empleo, sin ingresos, sin leche y sin pañales para su hijo.

¿Qué es la caridad?

Lo que los mexicanos no estamos pidiendo, pero necesitamos. La caridad no es darle al otro lo que te sobra, es contribuir desde tu corazón a su bien mayor. Es el genuino interés por ayudar a los demás, por contribuir, en este momento, a que el rostro de la pandemia que conozcamos todos, sea el de la empatía y el de la ayuda mutua.

Basta de señalamientos, de declaraciones contradictorias, de calificativos despectivos, de fomentar la división y el odio entre mexicanos. Basta de minar la casa común con trivialidades, con fantasías. Basta de construir los cimientos que van a soportar muros de la división de los mexicanos. Basta de decirle NO a todas las alternativas que se presentan. Basta de indolencia, es momento de solidaridad.

Remedios solidarios -no curas milagrosas- es lo que proponemos con la seriedad que nos demanda este momento de la vida común. Queremos que en México, el rostro de la pandemia, sea uno que lucha parejo para mantenernos a flote, para reactivar nuestra economía sin atentar contra la vida humana. Un rostro responsable y entrón, como el de todos los mexicanos. Un rostro que nos transmita certeza en el mañana.

Los trabajadores de México y los patrones, estamos haciendo lo que corresponde, jugándonosla por nuestras familias, por llevar el sustento, el ingreso, por mantener la operación, aunque sea a distancia, por cumplir nuestros compromisos, pero necesitamos -con carácter de urgente- que el gobierno nos de la mano, nos ponga el hombro, no para llorar, ni para lamentarnos, sino para crecer y apoyarnos.

En Coparmex hemos propuesto los Remedios Solidarios: el Salario Solidario, el Bono Solidario y el Seguro Solidario, todos, pensado en proporcionar el mayor bienestar para los trabajadores de México y sus familias que con alto sentido de responsabilidad, se echan al país a la espalda y lo mueven, lo hacen vibrar y mantenerse de pie a pesar de todas las circunstancias.

Bien nos vendría a todos una ayudadita de la que por supuesto, es capaz nuestro gobierno, como lo han sido Perú, Chile, Colombia, El Salvador y Brasil, que en un análisis de sus posibilidades han invertido porcentajes superiores al 10 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), en algunos casos, para salvar todo lo que se pueda de empleo y de vidas a través del otorgamiento de créditos a micro empresas y el equipamiento de unidades hospitalarias.

En México, lo destinado para cuidar el empleo, no está registrado por los organismos internacionales -porque no existe- que en un ranking de la inversión de países para América Latina y el Caribe ubican a nuestro país muy por debajo de economías como la de Honduras, Guatemala, Argentina, Paraguay y Panamá. Nuestro país solo ha destinado recursos que rozan el dos por ciento del PIB para atender al COVID19.

Y sí, la inversión que proponemos desde Coparmex, no es mucha. La aplicación de todos los Remedios Solidarios darían un respiro a los trabajadores de México con una inversión cercana a los 204 mil millones de pesos, algo equivalente a apenas el uno por ciento del PIB nacional.

Salario Solidario, la vacuna para proteger el empleo; Seguro Solidario, la terapia intensiva para la pérdida del empleo y el Bono Solidario, el energizante para crear trabajos requieren para su implementación pocos recursos, requieren algo más, requieren mucha voluntad, empatía, solidaridad y por supuesto, caridad. Es momento de actuar.

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