Desde Eco-Mare, en Boca del Río, enseñan a niños y jóvenes a proteger los manglares y el medio ambiente

  • Israel López Huerta, biólogo egresado de la Universidad Veracruzana, habla sobre el ingente trabajo que realizan desde Eco Mare, cuyo lema es “Conservar también divierte”.
  • Según la CONABIO, en 40 años, el país ha perdido 70 mil hectáreas de manglar y Veracruz 7 mil.
  • Por la pérdida del manglar aumentan los calores, la zona costera se hace inestable y si entrara un huracán categoría 3 se sentiría más fuerte, como si fuera categoría 5.

Miguel Valera

Desde un plato de mariscos —camarón, cangrejo, jaiba, mojarra—, hasta una bocanada de “oxígeno fresco” —si la expresión pudiera usarse—, pasando por ser una barrera natural para protegernos de los nortes y huracanes, los manglares son un ecosistema necesarísimo para la vida humana.

Desde el estero de Mandinga, el biólogo Israel López Huerta, coordinador de Eco Mare y del Programa de Conservación del Manglar Río del Dorado, enseña, comprometidamente, desde una Eco-Aula, lo que muchas veces no se aprende en la escuela tradicional, la importancia de los equilibrios en los espacios naturales para el desarrollo de los seres humanos.

Es desde ahí, en el Fraccionamiento Río del Dorado, en Boca del Río, desde donde Eco Mare realiza “un pequeño esfuerzo, que ha congregado a una gran comunidad” y que ha despertado el interés de escuelas de todo el país.

En los últimos tres años, nos cuenta Israel López, casi 3 mil alumnos de diversas escuelas, desde preescolar hasta posgrado, muchos de ellos que no tenían ni idea de lo que era un manglar ni se habían enlodado en su vida, se van de la Eco-Aula con una planta sembrada, enlodados y sumamente contentos.

Con una amplia participación comunitaria, social, Eco Mare ha logrado sembrar más de 18 mil plantas, con alguna de las cuatro técnicas que se emplean en la Eco-Aula Río del Dorado, Bauza, Chinampa, Riley y RDR. En las visitas que niños, jóvenes y adolescentes realizan a este manglar, también se realizan actividades de interpretación ambiental y senderismo.

—¿Por qué proteger a los manglares?

“Los manglares son ecosistemas, es decir el conjunto de plantas, animales y el medio físico que ofrecen un servicio ambiental, algunos incluso sin que podamos verlo como el oxígeno. Además nos brindan alimento, posibilidades económicas a través de la pesca y la acuacultura.

“El bosque de manglar es un ecosistema de distribución pantropical, es decir, que existe en al menos en cuatro de nuestros Continentes y en México lo encontramos en todos los estados con línea costera.

“En la línea costera tienen una función sumamente importante porque nos protegen  de nortes, huracanes, inundaciones y todos los fenómenos meteorológicos que nos afectan”.

—Son una especie de barrera natural…

“Sí, son una barrera. En las zonas donde hay arrecifes como en Veracruz, la primera barrera es el arrecife, la segunda es el ecosistema o el bosque de manglar. Su presencia reduce significativamente la velocidad de los vientos y la fuerza de los fenómenos meteorológicos”.

—A pesar de eso hay explotación y destrucción. Eso nos va a afectar.

“Sí. La Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (CONABIO), en un estudio realizado en 2015 ha dicho que en los últimos 40 años, se han perdido 70 mil hectáreas en todo el país. Es muchísimo.

“Veracruz, que actualmente tiene 30 o 32 mil hectáreas de manglar, en los últimos 40 años perdió aproximadamente 7 mil hectáreas, pero hay muchas acciones que se están realizando para poder recuperarlas”.

Israel López Huerta comenta que ese número sí es significativo y explica que hay diversas razones por las que se pierden los manglares. En Tabasco y Campeche, fundamentalmente es por la industria petrolera; en Sinaloa y Sonora, por las granjas camaronícolas; en Michoacán por actividades pecuarias; en Quintana Roo, por la infraestructura turística y Veracruz presenta toda esa gama de lo que tienen todos los estados: infraestructura turística, actividad agropecuaria para la zona norte, agrícola, actividad pecuaria para la zona sur, actividad petrolera, turística, entonces es complejo el manejo del ecosistema en el estado.

—Para crear conciencia, ¿qué pasaría si seguimos devastando el manglar en nuestro estado?

“Mira, hay dos temas de los que se habla frecuentemente, cambio climático y producción de emisiones de carbono”.

“El bosque de manglar es uno de los que se les llama secuestradores de carbono. Así se le dice a la acción de fijar el dióxido de carbono que existe en el ambiente. Entonces cuando fija el dióxido de carbono, libera oxígeno, que es la función que hacen todas las plantas a través de la fotosíntesis”.

“Entonces, cada vez nos quejamos más de que aumenta el calor, aumentas las condiciones de inundaciones y sobre todo que los niños llegan, cuando hacen sus actividades normales, en la zona conurbada dicen es que llegó con mucho estrés, tiene muchísimo calor y el calor le genera estrés y le genera alergias. Esa es una de las funciones y es algo de las reacciones inmediatas que tendríamos como sociedad y como organismos si perdemos el bosque de manglar”.

“Aumentarían los calores, la inestabilidad en la zona de costa. Cuando entrara un huracán categoría 3, lo sentiríamos con fuerza como si fuera categoría cinco, porque no tendríamos esas barreras”.

El biólogo que cuenta con un posgrado en Gestión Política y Derecho Ambiental en el plan Binacional México-España a través de la Universidad Anáhuac y Alcalá y estudios de doctorado en Gestión Ambiental para el Desarrollo en el Centro de Investigaciones Ecológicas y atmosféricas, dice que se puede sentir con mucha claridad cuando se respira un aire contaminado del centro de la ciudad a uno de la zona de manglar.

“Al mediodía, al mediodía, en una de las avenidas más transitadas del puerto de Veracruz, con un semáforo descompuesto, sientes que te mareas con el aire sucio y cuando nos trasladamos a las proximidades del sistema de manglar, respiramos y sentimos un aire muy rico, que te llena los pulmones, porque es un aire con alto contenido en oxígeno”.

EL DESARROLLO NO SE PUEDE PARAR

Realista, visionario, alejado de falsos romanticismos, el biólogo Israel López Huerta se muestra convencido de que el desarrollo no se puede parar.

Cuando tenemos una bicicleta, ejemplifica, queremos una moto y luego de la moto, un coche y luego una camioneta y luego un vehículo más grande.

“El desarrollo no se puede parar, pero tenemos que encontrar las formas para que se conduzcan de manera ambientalmente responsable y ahí es donde podemos incidir los biólogos y esa parte que es la que más me gusta dentro de mi profesión, que puedo incidir en los  procesos de desarrollo pero con una responsabilidad social fuerte y con una responsabilidad en el tema biólogo ambiental, fuerte y seria. No puedes parar el desarrollo pero puedes conducirlo”, enfatiza.

Ha sido su formación profesional, integral, la que lo ha llevado por estos caminos y con este proyecto de Eco Mare que ha tenido mucho éxito en escuelas.

“Se vuelve atractivo porque le damos el enfoque de aplicación, es decir, cómo puede un proyecto de conservación, realizarse, aplicarse a la sociedad y además obtener un beneficio”.

“Entonces, por un lado integramos al sector pesquero cuando recibimos a los grupos para que ellos sean quienes los desplacen en las lanchas que conocen muy bien la zona y obtengan un beneficio económico directo”.

“Es la parte que más me gusta dentro de lo que estoy haciendo: poder ayudar a que se favorezca un proceso de conservación  pero no directamente de agarrar una semilla y ver cómo crece, no, el proceso de conservación incluye la educación ambiental, la interpretación, la gestión de los procesos socio económicos y políticos y la gestión educativa”, asevera.

“En una reunión con tomadores de decisiones me gusta mucho porque ahí el nivel de conocimiento es amplio pero puedes incidir en temas ambientales”.

“Una clase con niños de preescolar me encanta porque si tú te conviertes en el animal, en la planta, para que los niños lo puedan entender y en una sesión o una jornada con pescadores y con alumnos de licenciatura me gusta mucho porque estás favoreciendo la creación de los proyectos, estás fomentando la creatividad y las alternativas, que no se queden con una educación lineal donde digan es que yo soy biólogo, tengo que trabajar en un laboratorio o soy de tal especialidades y solo tengo que ser unidireccional. El pensamiento complejo aplica para todos esos procesos”, asevera.

Israel López Huerta, quien además escribe historias y cuentos para niños, dice que “no podemos quedarnos, mientras nos estamos comiendo el volován de tiburón o de raya, estar llorando o quejándonos de que se está pescando algo. Tenemos que ser integrales e integradores. No puedes parar el desarrollo pero puedes conducirlo”, reitera.

Ahí desde el estero de Mandinga, Israel seguirá dando estos pequeños pasos en el Fraccionamiento Río del Dorado pero que serán grandes pasos para Veracruz y para México.

Sabe que hay amenazas potenciales por los desarrolladores inmobiliarios en la zona y dice que estarán muy atentos a los proyectos que se ingresan a las instituciones del medio ambiente. Como profesional alzará la voz oportunamente y dará su opinión, pero también está consciente de que debe trabajar mucho con la sociedad, “para que la sociedad se apropie en el sentido integral de los procesos que ocurren en el manglar”.

“Muchas veces relacionamos al manglar con mosquitos y con lodo y es mucho más que eso. Todas las comunidades costeras sostienen su economía de todo lo que produce el manglar”, insiste.

Visualmente, creemos que un plato de mariscos, — camarón, cangrejo, jaiba, mojarra, — vienen del supermercado y perdemos de vista que no, que vienen de nuestro manglar, de ese importante ecosistema que tenemos que cuidar y proteger, concluye.

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