Juan Alberto Hernández Ortiz
Discípula de los talleres libres de la Universidad Veracruzana, Heidi Mena Martínez ha echado a andar su propio taller, desde hace varios meses, en su natal Córdoba; el garaje de su casa, bastante amplio, fue el espacio idóneo para que chicos de diversas edades asistan cada martes a dar rienda suelta a la experimentación de materiales, y es que Heidi sabe de dibujo, pintura, cerámica y grabado, hasta el momento. En un breve descanso en que les comparte agua y palomitas a los peques, a manera de recreo, le pregunto qué significa para ella el arte:
“El arte para mí es la manera en que se puede expresar la capacidad de sentir, pensar, es un estilo de vida apasionante”, seguimos charlando, de sus experiencias en los talleres libres a los que asistió, y de repente termina el receso y hay que seguir atendiendo a los pequeños; unos siguen dibujando sobre linóleo y más tarde, en la parte posterior del garaje, se encuentran imprimiendo en un tórculo cada uno su propio diseño, y el resultado se refleja sobre todo en cada sonrisa de esos artistas.
Otros más se encuentran conmigo, modelando figuritas sobre barro, con estiques y demás utensilios propios de la cerámica. Le pregunto entonces a Heidi cuántas disciplinas artísticas enseña y por qué le gusta enseñar:
“Enseño algunas disciplinas: dibujo, pintura, cerámica y grabado, para que los alumnos aprendan diferentes maneras de expresarse, que sientan que existen diversos materiales y manera de usarlos para poder transmitir algo bello, sensible para uno mismo y para los demás”.
Sobre la enseñanza a niños me dice:
“Me gusta enseñar porque es la manera en que puedo transmitir esa pasión a otras personas, en lo personal he crecido mucho como ser humano desde que le dedico parte de mi tiempo diario al arte; no es fácil, pero cuando se entrega uno a ello con todo el corazón el tiempo pasa volando”.
Y en efecto, cuando menos lo esperamos, dan las seis de la tarde y las madres y/o padres comienzan a llegar, y cada niña o niño, sin excepción, muestran con alegría sus trabajos realizados durante la jornada de ese día, y se despiden entre ellos y de las maestra, con la promesa de regresar la semana entrante; algunas y algunos, comentan ya las ideas que quieren plasmar en sus siguientes trabajos artísticos.
Sin decírselo, así habrá sido para Heidi cuando ingresó a los talleres cuando residía en Xalapa, quizás entró por pasatiempo, como ahora muchos de sus alumnos, y ahora ella es claro ejemplo de un talento que sigue madurando a pasos agigantados; y así podrían ser muchos de sus alumnos con el devenir del tiempo.
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