- La reconciliación nacional exige el perdón mutuo, indica el portavoz eclesial, el padre Juan Beristain de los Santos.
COMUNICADO
La Nación mexicana es una realidad plural constituida por una multitud de etnias, lenguas, tradiciones y costumbres; pero esta variedad nacional es sostenida por un sustrato que la cohesiona mediante su historia, sus valores y sus aspiraciones comunes. A partir de la fe en Jesucristo encontramos elementos valiosos de esta unidad e identidad nacional. Nuestra patria mexicana tiene una fuerte raíz de fe que se debe aprovechar para caminar en la búsqueda del bien común, que genere un desarrollo integral de todos y para todos. Ahora es más urgente que nunca buscar la unidad nacional, para vivir nuestra vocación como nación mexicana, así lo expresa el padre Juan Beristain de los Santos, párroco de San Antonio de Padua en Xalapa y vocero de la Arquidiócesis de Xalapa.
En su pieza informativa dominical, el portavoz eclesial arquidiocesano, indica: A lo largo de la historia de nuestra patria, nuestro pueblo mexicano, de modo sincero y profundo, ha deseado un cambio que lo beneficie integralmente, sin embargo, las condiciones y oportunidades para que éste suceda y se consolide han resultado limitadas y escasas. La ausencia de un cambio profundo en nuestra patria ha venido a influir de modo negativo en nuestra cultura dando lugar a la apatía y al conformismo.
Y así concluye: Nada puede mejorar en nuestra patria mexicana, si no se supera el mal en todas sus manifestaciones. Y el mal sola puede superarse con el perdón. Ciertamente, debe ser un perdón eficaz. Pero este perdón solo nos lo puede ofrecer el Señor. Este perdón no solo aleja el mal con palabras, sino que realmente lo destruye. Esto solo puede suceder con el sufrimiento, y sucedió realmente con el amor sufriente de Cristo, del que recibimos el poder del perdón. Es tiempo de la reconciliación nacional para lograr todos juntos un cambio profundo que beneficie a todos sin exclusión de nadie.